Milton Glaser fue contratado para crear un eslogan que devolviera al ciudadano y al turista las ganas de invertir en el estado, el afamado diseñador simplificó en tres letras y un símbolo todo un estado de ánimo. Nacía I Love NY , pensado para que perviviese solo unos meses como emblema de la campaña de marketing.
Hoy se ha instalado en el imaginario colectivo de la ciudad y en parte del paisaje norteamericano.
Antes, durante y después, el ingenio de su creador ha seguido funcionando y el nombre de Glaser se sitúa ya en la elite del diseño, con trabajos que van desde un logo convencional a programas completos para espacios como los restaurantes del World Trade Center.
De su trazo han salido más de 300 posters con los que dignificar la publicidad, la música, el teatro o el cine. Un buen ejemplo de la popularización de sus trabajos está en esa rutilante cabellera de Dylan que ilustró en 1967 la portada de su disco recopilatorio.
Desde Manhattan, el estudio de Milton Glaser continúa dando forma a la imaginación de todo un visionario. ( de Línea Curve, Rocío Armas)